1 Esdras
4:1 Entonces el segundo, que había hablado de la fuerza del rey, comenzó a
decir,
4:2 Varones, ¿no sobresaldréis en fuerza los que gobiernan el mar y la tierra?
y todas las cosas en ellos?
4:3 Pero aún el rey es más poderoso, porque él es señor de todas estas cosas, y
tiene dominio sobre ellos; y todo lo que él les manda, lo hacen.
4:4 Si les manda hacer la guerra unos contra otros, la hacen; si
envíalos contra los enemigos, van y derriban montañas
murallas y torres.
4:5 Matan y son muertos, y no quebrantan el mandamiento del rey; si
obtienen la victoria, traen todo al rey, así como el botín, como
todo lo demás
4:6 Asimismo para los que no son soldados, y no tienen nada que ver con guerras,
sino que usen labranza, cuando hayan vuelto a segar lo que habían sembrado,
lo traen al rey, y se obligan unos a otros a pagar tributo a
el rey.
4:7 Y sin embargo, es un solo hombre: si manda matar, matan; si él
mandan a ahorrar, ellos ahorran;
4:8 Si manda herir, hieren; si manda desolar, ellos
desolar; si manda edificar, edifican;
4:9 Si manda cortar, cortan; si manda plantar, ellos
planta.
4:10 Así que todo su pueblo y sus ejércitos le obedecen; además él se acuesta, se
come y bebe, y descansa:
4:11 Y éstos velan alrededor de él, y ninguno puede partir, y hacer
en sus asuntos, ni le desobedecen en cosa alguna.
4:12 ¡Oh, hombres! ¿Cómo no sería el rey el más poderoso, cuando de tal manera es
¿obedeció? Y se mordió la lengua.
4:13 El tercero, el que había hablado de las mujeres y de la verdad (éste era
Zorobabel) comenzó a hablar.
4:14 Varones, no es el gran rey, ni la multitud de los hombres, ni es
es vino, que sobresale; ¿Quién es, pues, el que los gobierna, o el que tiene el
señorío sobre ellos? no son mujeres?
4:15 Las mujeres han dado a luz al rey y a todo el pueblo que gobierna en el mar y
tierra.
4:16 De ellos vinieron, y sustentaron a los que plantaron el
viñedos, de donde procede el vino.
4:17 Estos también hacen vestidos para hombres; estos traen gloria a los hombres; y
sin las mujeres no pueden ser los hombres.
4:18 Sí, y si los hombres han juntado oro y plata, o cualquier otra
bien, ¿no aman a una mujer que es hermosa en el favor y
¿belleza?
4:19 Y dejando ir todas esas cosas, ¿no se abren con la boca abierta, y aun con las
fijan sus ojos en ella; y no tienen todos los hombres más deseo de
ella que a la plata o al oro, o a cualquier otra cosa preciosa?
4:20 Deja el hombre a su padre que lo crió, y a su tierra,
y se une a su mujer.
4:21 No se empeñará en pasar su vida con su mujer. y no recuerda ni
padre, ni madre, ni patria.
4:22 En esto también debéis saber que las mujeres se enseñorean de vosotros: ¿no
trabajo y fatiga, y dar y traer todo a la mujer?
4:23 Si alguno toma su espada, y se va a hurtar y a hurtar, a
navega sobre el mar y sobre los ríos;
4:24 y mira al león, y anda en la oscuridad; y cuando tiene
robado, estropeado y robado, lo trae a su amor.
4:25 Por lo cual el hombre ama a su mujer más que a su padre o a su madre.
4:26 Sí, muchos son los que se han vuelto locos por las mujeres, y se vuelven
sirvientes por causa de ellos.
4:27 Muchos también perecieron, erraron y pecaron por causa de las mujeres.
4:28 ¿Y ahora no me creéis? ¿No es el rey grande en su poder? no
todas las regiones temen tocarlo?
4:29 Sin embargo, lo vi a él y a Apame la concubina del rey, la hija del
admirable Bartaco, sentado a la diestra del rey,
4:30 y tomando la corona de la cabeza del rey, y poniéndola sobre su
cabeza; ella también golpeó al rey con su mano izquierda.
4:31 A pesar de todo esto, el rey se quedó boquiabierto y la miró con la boca abierta:
si ella se reía de él, él también se reía; pero si ella tomaba alguna
desagrado por él, el rey estaba dispuesto a halagarla, para que ella pudiera ser
reconciliarse con él de nuevo.
4:32 Varones, ¿cómo no se fortalecerán las mujeres, haciendo así?
4:33 Entonces el rey y los príncipes se miraron el uno al otro; y él comenzó a
hablar de la verdad.
4:34 Varones, ¿no son fuertes las mujeres? grande es la tierra, alto el cielo,
veloz es el sol en su curso, porque rodea los cielos alrededor
y toma su curso de nuevo a su propio lugar en un día.
4:35 ¿No es grande el que hace estas cosas? por eso grande es la verdad,
y más fuerte que todas las cosas.
4:36 Toda la tierra clama la verdad, y los cielos la bendicen; toda
las obras tiemblan y tiemblan ante ella, y con ella no hay cosa injusta.
4:37 El vino es malo, el rey es malo, las mujeres son malas, todos los niños
de los hombres son malos, y tales son todas sus malas obras; y no hay
verdad en ellos; por su injusticia también perecerán.
4:38 En cuanto a la verdad, permanece y siempre es fuerte; vive y
conquista para siempre.
4:39 Con ella no hay acepción de personas ni de recompensa; pero ella hace el
cosas que son justas, y se abstiene de todas las cosas injustas y perversas;
y todos los hombres hacen bien como de sus obras.
4:40 Ni en su juicio hay injusticia; y ella es la fuerza,
reino, poder y majestad, de todos los siglos. Bendito sea el Dios de la verdad.
4:41 Y con esto calló. Y entonces todo el pueblo gritaba, y
dijo: Grande es la verdad, y poderosa sobre todas las cosas.
4:42 Entonces el rey le dijo: Pide más de lo que está dispuesto
en la escritura, y te lo daremos, porque has sido hallado más sabio;
y tú te sentarás junto a mí, y serás llamado mi primo.
4:43 Entonces dijo al rey: Acuérdate de tu voto, que hiciste a
edifica a Jerusalén el día que llegaste a tu reino,
4:44 y para despedir todos los utensilios que habían sido sacados de Jerusalén,
que Ciro apartó, cuando juró destruir a Babilonia y enviar
ellos de nuevo allí.
4:45 Tú también hiciste voto de edificar el templo, que los edomitas quemaron
cuando Judea fue desolada por los caldeos.
4:46 Y ahora, oh señor rey, esto es lo que pido, y lo que
deseo de ti, y esta es la liberalidad principesca que procede de
ti mismo: deseo, pues, que cumplas el voto, la ejecución
de lo cual con tu propia boca prometiste al Rey de los cielos.
4:47 Entonces el rey Darío se levantó, lo besó y le escribió cartas
a todos los tesoreros y tenientes y capitanes y gobernadores, que
deben conducir con seguridad en su camino tanto a él como a todos los que van
con él para edificar Jerusalén.
4:48 Escribió también cartas a los oficiales que estaban en Celosiria y
Fenicia, y a los del Líbano, que trajeran madera de cedro
desde el Líbano hasta Jerusalén, y que edificaran la ciudad con
a él.
4:49 También escribió a todos los judíos que subían de su reino a
Judaísmo, en cuanto a su libertad, que ningún oficial, ningún gobernante, ningún
teniente, ni tesorero, entraran por la fuerza en sus puertas;
4:50 y que toda la tierra que posean sea libre sin tributo;
y que los edomitas debían entregar las aldeas de los judíos que
luego sostuvieron:
4:51 Sí, que cada año se den veinte talentos para la edificación de
el templo, hasta el tiempo en que fue edificado;
4:52 Y otros diez talentos cada año, para mantener los holocaustos sobre el
altar cada día, ya que tenían mandamiento de ofrecer diecisiete:
4:53 y que todos los que partieron de Babilonia para edificar la ciudad,
libre libertad, así como ellos y su posteridad, y todos los sacerdotes que
se fue.
4:54 También escribió acerca de. los cargos y las vestiduras de los sacerdotes
donde ministran;
4:55 Y lo mismo para los cargos de los levitas, que se les dará hasta el
día que fue acabada la casa, y reedificada Jerusalén.
4:56 Y mandó dar a todos los que guardaban la ciudad pensiones y salarios.
4:57 Despachó también de Babilonia todos los utensilios que Ciro había puesto
aparte; y todo lo que Ciro había dado por mandato, lo mismo le encargó
también para ser hecho, y enviado a Jerusalén.
4:58 Cuando este joven salió, levantó su rostro al cielo
hacia Jerusalén, y alabó al Rey de los cielos,
4:59 Y dijo: De ti viene la victoria, de ti viene la sabiduría, y tu
es la gloria, y yo soy tu siervo.
4:60 Bienaventurado tú que me diste sabiduría, porque a ti doy gracias, oh
Señor de nuestros padres.
4:61 Y tomó él las cartas, y salió, y vino a Babilonia, y
lo dijo a todos sus hermanos.
4:62 Y alabaron al Dios de sus padres, porque les había dado
libertad y libertad
4:63 para subir y edificar a Jerusalén, y el templo que es llamado por su
nombre: y banquetearon con instrumentos de música y alegría siete
dias.